Don Antonio, cuánta razón lleva usted.


Es una satisfacción personal leer las declaraciones de nuestro Obispo-Prior en una entrevista realizada por la revista Vida Nueva. Muchos de los amigos y contertulios de un servidor, habitualmente hemos hablado de este tema y llegamos a conclusiones muy similares a la de nuestro prelado, que ha tenido la valentía de afirmar ciertas cosas que muy pocos tienen valor a decir. No creo que estas declaraciones vayan a tambalear el sistema democrático montado por unos pocos, pero seguro que habrá más de un gracioso que se tomará con risas lo dicho por don Antonio y lo expondrán en programas basura de canales aún más ínfimos. Qué triste, pero es así...

Según lo extraído de La Tribuna de Ciudad Real, don Antonio afirmó que «la existencia de privilegios injustificados hace que haya personas en situación de privilegio vital frente a otras, y que esas personas, además, pertenezcan a instituciones cuyo fin primario debe ser servir a las personas, humilla, sin duda, a las otras en situaciones más precarias».
«Eso no es una sociedad decente, necesita ser transformado», añadió, al tiempo que señaló que «la política no puede tener sentido más que cuando se plantea como la función de servicio al bien común y nunca en propio provecho».
Por otra parte, auguró que el estado del bienestar, con estos niveles de desempleo, «puede tener los días contados en su concepción económica». «Pero no cabe que los derechos sociales conquistados a lo largo de tantos años, y de tanta lucha, estén llamados a desaparecer», agregó.
En cualquier caso, apuntó que la crisis introdujo un dato nuevo que, según dijo, es que el sistema financiero ha roto su vinculación con la economía productiva. «No la necesita para obtener beneficios especulando en los mercados o utilizando la ingeniería financiera para robarnos a todos», señaló.
A su modo de ver, no son los salarios ni la crisis de liquidez la que ha provocado la crisis, sino «una crisis del sistema y de los valores». «Hemos pervertido los valores, y de eso también han participado los trabajadores», declaró.
Asimismo, constató que «los bancos ya tienen beneficios y las grandes empresas han recuperado sus cotizaciones en Bolsa, pero los trabajadores, especialmente los más pobres, siguen atenazados por la angustia». «La banca ha ganado 6.000 millones de euros y muchas pequeñas empresas y familias se han hundido por falta de crédito».
A los sindicatos pidió que «pongan a la persona en el centro de la economía y del trabajo» y a los trabajadores, «capacidad y esfuerzo para recobrar valores básicos para humanizar la existencia». «La honradez y la austeridad son dos de ellos», agregó. Sobre la postura de la Iglesia ante esta situación, dijo que debe «denunciar la negación de la vida humana».

Don Antonio, desde la Plazuela queremos agradecerle estas palabras y es que lleva más razón que un santo cuando afirma que este sistema, totalmente deshumanizado, debe cambiar. Y para ello es necesario que lleguen personas con unas bases cristianas a la política de este país. Un nueva política que no sirva para llenarse las alforjas, sino para ayudar a los demás, pero siempre con la visión cristiana y de respeto a la vida humana que nos enseña la Iglesia.

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