Esperemos que esto haya terminado



Pensaba anoche que después de las elecciones al Consejo de Hermandades, o como aquí se dice Asociación de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de Ciudad Real, el espectáculo al que estábamos asistiendo las últimas semanas tocaba a su fin. Pero, ay amiguitos, me da a mí que esto no ha hecho más que empezar, aunque deseo equivocarme.

Retomando las palabras que anoche nos dirigió el Sr. Vicario, hemos echado de menos algún gesto evangélico, alguna palabra de perdón y de caridad durante el proceso electorial. Acertadas palabras que quiero utilizar para este artículo. He sentido vergüenza y pena a la vez, al  ver lo que de un tiempo a esta parte estoy observando en el seno de nuestra Semana Santa. Observo que hemos perdido el  espíritu cristiano y estamos haciendo un daño irreparable a la Iglesia. No os podéis imaginar el espectáculo tan dantesco y bochornoso que estamos ofreciendo. Ayer se comentaba la retirada de la otra candidatura fuera de Ciudad Real como en el Instituto Azuer de Manzanares toda esta movida, según me comentaba mi esposa Mar y en el Instituto de Argamasilla de Calatrava, el Alonso Quijano. ¿Qué nos pasa? ¿Qué queremos con todo esto? No lo entiendo. 

El día en que tomé posesión como Hermano Mayor de la Cofradía de Jesús de las Penas, hace más de siete años, comenté que debíamos dejar la política para los políticos, que todo esto de querer parecer partidos políticos en nuestros actos cofrades es totalmente ajeno a nuestro espíritu. Estamos olvidando lo que nos reúne, que no es otra cosa que dar público testimonio de nuestra fe en las calles y mantener una vida espiritual y personal conforme a la Fe y Doctrina Cristiana, cumpliendo así mismo con los Sacramentos. Repito: estamos olvidando esto, que es la base de lo que aquí nos hace estar. Lo demás sobra y es accesorio. Dediquémonos pues a eso, en román paladino, a sacar a nuestro Cristo o nuestra Virgen en Semana Santa lo más dignamente posible y dejémonos de otras cuitas.

Mirad cómo recorto en silueta, jajajaja,  que bien salgo leyendo algún mensajito.

Estamos dando de comer carroña a la prensa, a las radios, a las televisiones. Los trapos sucios, señores, los lavamos en casa, porque no hay nada peor que dar escándalo y máxime siendo parte fundamental y representativa de la Iglesia Católica en Ciudad Real.  No hay más que ver la bochornosa imagen de ayer durante el pleno, repleto de periodistas ansiosos por buscar una imagen o cazar una frase polémica. Hay un mandato evangélico que estamos incumpliendo o se nos ha olvidado: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas”.

El proceso electoral ha concluido. Queda un mes de impugnaciones y creo que será movidito. A mi modo de ver las cosas, este proceso electoral con alguna rajada que otra, en especial ciertas declaraciones contra la trasparencia de la anterior Comisión Permanente, ha cumplido con la forma y las fechas. No creo que sea impugnable nada. Por eso dentro del espíritu fraterno y de perdón del que todos debemos hacer gala, lo mejor sería y para no seguir dando escándalos, que no se impugne nada y se espere la ratificación o no del Ordinario. Dejemos los temas personales a un lado y luchemos todos en pos de nuestras Cofradías, sin personalismos ni actitudes de otros tipo. Resuélvanse cuanto antes los problemas jurídicos que puedan haber y marchemos francamente por la senda (como diría aquel rey felón) de la unidad y la hermandad.

Por último, esperemos que estos cuatro años de mandato de Emilio Martín, que empezarán el próximo 6 de julio, si no hay problemas, sean fructíferos y consigamos entre todos las metas propuestas sin malentendidos, ni enfrentamientos. Desde aquí ruego que intentemos volver a la normalidad, que tengamos cordura, responsabilidad y hagamos de nuestro actos, actos dignos porque actuamos en nombre de la Iglesia para honra de Dios.

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