Multa Regna, sed una lex




Hoy día de España, o como gusta llamarla actualmente Día de la Fiesta Nacional, quiero traer del recuerdo a unos de los personajes de nuestra Historia más desprestigiados por la historiografía. Me refiero a Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera, conde-duque de Olivares. Ha sido desprestigiado por la historiografía marxista española, formada en su gran mayoría por catalanes (qué ironía). Y ese desprestigio viene derivado por creer en una meta que ni siquiera nuestros reyes fueron capaces, ni de plantearse, ni de llevarla a cabo: la Unidad de los Reinos de la Monarquía Hispánica en uno solo, según los usos y costumbres de Castilla. En román paladino: unificar los territorios y crear un solo Reino, el de España.
El lema del Conde duque era “Multa regna, sed una lex”, es decir, “Muchos reinos, pero una ley”. En su Gran Memorial  de 1624, remitido a Felipe IV le expone lo siguiente: 

“Tenga Vuestra Majestad por el negocio más importante de su Monarquía, el hacerse Rey de España: quiero decir, Señor, que no se contente Vuestra Majestad con ser Rey de Portugal, de Aragón, de Valencia, Conde de Barcelona, sino que trabaje y piense, con consejo mudado y secreto, por reducir estas reinos de que se compone España al estilo y leyes de Castilla, sin ninguna diferencia, que si Vuestra Majestad lo alcanza será el Príncipe más poderoso del mundo”.


Pero claro, el bisoño Felipe estaba más preocupado en perseguir mozuelas y actrices, o andar cazando, que en el progreso y gloria de España. Durante este período, la Corona Hispánica tenía abandonada América, haciendo los virreyes “de su capa un sayo”; el oro empezó a escasear y entre eso y que los hijos de la pérfida Albión nos seguían hundiendo barcos, las reservas de los metales preciosos en Castilla se debilitaban. Toda esta despreocupación, unida con las guerras contra los territorios levantiscos, habían dejado a Castilla y a la Corona sumamente debilitada. Para ello el Conde duque se afanó en devolver al rey el prestigio necesario, en reformar la Hacienda, derogando impuestos como el de millones, la creación de unos erarios estatales para la financiación de las obras públicas y el fin de las acuñaciones masivas del reinado anterior, a fin de contener la inflación. Así mismo fomentó el comercio, la fabricación de sedas y lanas e impuso medidas proteccionistas al mercado español.



Aun así el desprestigio fue cada vez más alto, solo porque el objetivo de este hombre era que el Imperio Hispánico mantuviera su status. Pero claro, este status se mantenía a costa de Castilla y las Indias, olvidando el resto de territorios sus obligaciones. De ahí surgió la Unión de Armas, por la cual, el Conde Duque decidió que todos los territorios de la Corona, colaboraran en las acciones militares entregando hombre y dinero. Así lo exponía don  Gaspar:
  
¿Qué razón hay para que sean excluidos de ningún honor o privilegio de estos reinos, sino que gocen igualmente de los honores, oficios y confianzas que los nacidos en medio de Castilla y Andalucía, estos vasallos, no siendo de conquista, título de menos confianza y seguridad, y que hayan de estar desposeídos de los privilegios aquellos naturales de reinos y provincias en que VM ha entrado a reinar con un derecho asentado y llano y donde reinaron tantos ascendientes de VM continuadamente?

¿Y qué maravilla es que siendo estos mismos vasallos de Castilla admitidos en todos los honores donde VM asiste, y que gozan de su Real presencia, causen celos, descontentos y desconfianzas? Las hay grandísimas y justificadísimas en todos estos reinos y provincias, que no sólo se ha contentado el gobierno de tantos años con tenerlos sin la presencia de su Rey, sino también inhabilitados para las honras y notados por desconfidentes y desiguales en todo a los otros vasallos...



Llegados a este punto, los catalanes, en 1640 decidieron liarla y aprovechando la Guerra de los Treinta Años le declararon la guerra a su Católica Majestad. Si el pobre Conde Duque no tenía bastante con Flandes, catalanes y portuegueses se le levantan en armas. Solución muy española. El Rey depuso de su cargo a don Gaspar. Y esta idea que posteriormente impuso Luis XIV en Francia, en España nunca se llevó a cabo, llegando a día de hoy la situación que podemos ver: el insulto continuo de los catalanes y vascos a nuestra bandera y nuestras Leyes. Y es que si la Democracia tiene algo bueno, no son las urnas, eso es algo accesorio, sino estar bajo el Imperio de la Ley. Pero en España, eso no existe y cada día que pasa más se humilla y se pisotea nuestro símbolos y nuestra unidad para salir de la crisis y parecer un país medianamente normal. Esto es lo que hace cerca de cuatrocientos años pensaba el Conde Duque de los catalanes:



Cataluña es una provincia que no hay rey en el mundo que tenga otra igual a ella... Si la acometen los enemigos, la ha de defender su rey sin obrar ellos de su parte lo que deben ni exponer su gente a los peligros. Ha de traer ejército de fuera, le ha de sustentar, ha de cobrar las plazas que se perdieren, y este ejército, ni echado el enemigo ni antes de echarle el tiempo que no se puede campear, no le ha de alojar la provincia... Que se ha de mirar si la constitución dijo esto o aquello, y el usaje, cuando se trata de la suprema ley, que es la propia conservación de la provincia.

¿Os suena esto de algo? De aquellos ríos, estos lodos.

A pesar de todo, feliz Día de nuestra Patria, España 



 

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