Adios, querido Ramón


La madrugada del viernes don Ramón Flox dejaba esta vida terrena para marchar a la Casa del Padre. Marchó con Aquel a quien tanto rezó y amó. Y es que si alguna palabra podía hacer referencia a su persona es la palabra buena. Ramón era un hombre bueno. Creo que con esa palabra basta. Bueno. 
No conocí a Ramón Flox como maestro nacional, como él gustaba decir. No tuve la suerte de recibir su docencia en el IES Santa María de Alarcos, pero no conozco a nadie que dijera nada malo de él como maestro. Y es que era una buen maestro.


Hoy me he puesto a recordarle en esta dejada plazuela. Muchos referentes de ella ya están con el Señor y a mí, sinceramente se me van acabando las fuerzas, pero esta noche lluviosa y de reflexión no puedo olvidarme de nuestro hermano en Cristo, Ramón Flox. No he tenido mejor consejero en estos casi once años de Hermano Mayor. Siempre tuve de él palabras sabias y cariñosas, nunca un reprocehe, siempre palabras de ánimo y de fe en el Señor.

Se nos ha ido un cristiano ejemplar, de los que no tienen fisura, de los de verdad, de los de su Hermandad por encima de todo. Un cofrade que supo entender y encauzar la fuerza de los jóvenes y enseñarnos el camino de perdón, de la paciencia y de la tolerancia. Hoy, nuestra Cofradía de las Penas, vuelve a estar más huerfana aún, más triste.

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