Hasta las narices del dichoso Jalogüín.
Inicié este blog con este tema del Jarroluís. Sé que a muchos les gusta y a otros no. Sé que a mi buen amigo José Antonio le encanta celebrar esta fiesta por todo lo alto y l eagradezco el detalle de su invitación. Alabo el trabajo que realiza decorando su casa y su tienda de zapatos magistralemente donde no faltan detalles, incluso un pasaje del terror. Pero él mismo sabe de mi parecer y creo que no se molestará conmigo. Pido disculpas si alguno de mis lectores se sienten ofendido ante lo que voy a volver escribir. Ya lo expuse el año pasado y como tuvo buena aceptación, lo vuelvo a escribir.
Paseando ayer cn mi esposa e hija vimos como mucos niños salían de las escuelas vestidos con harapos oscuros, caras pintadas a lo gore, al estilo de las hijas de ZP (que esto es lo que quiere la izquierda sectaria que nos gobierna). De este modo, disfrazando desde niño a nuestras jóvenes generaciones se les inculca hábitos y costumbres ajenos a nuestra cultura hispánica y católica. ¿Por qué el viernes de Dolores no vestimos a esos niños de nazarenitos para inculcarles el amor a la Semana Santa?... Claro, esto no interesa porque es una fiesta religiosa. Incluso la horda marxista que nos inunda quiere prohibir los Belenes.
La fiesta de Halloween no es tan inocente como disfrazarse de bruja y llevar calabazas iluminadas con inquietantes formas de caras. La costumbre, importada de Estados Unidos vía Hollywood con películas que cosecharon un gran éxito en los años 80 como «La noche de Halloween, de John Carpenter, entró con fuerza en España hace varios años y se celebra en la noche del próximo sábado. Las tiendas de disfraces y de «todo a 100» están haciendo su agosto desde hace varios días, con las estanterías de sus establecimientos repletas de trajes de zombies, vampiros, fantasmas, druidas, esqueletos, diablos y hasta seres extraterrestres.
Esta fiesta significa «Al hallow´s eve», es decir; «víspera de todos los santos», ya que se refiere a la noche del 31 de octubre. Sin embargo, ha robado su sentido religioso para celebrar la noche del terror y de las brujas. La celebración de Halloween se inició con los celtas. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Una antigua leyenda irlandesa narra que la calabaza iluminada sería la cara de un tal Jack O´ Lantern que, en la noche de Todos los Santos, invitó al diablo a beber en su casa, fingiéndose un buen cristiano.
En España es una noche de retiro y reflexión. Una noche de recuerdo a nuestros difuntos. Halloween...manda huevos. ¿Dónde han quedado nuestras costumbres? En España la costumbre está en ir al cementerio a visitar a nuestros difuntos, ir a escuchar Misa por ellos. También se comen frutos secos: castañas asadas, nueces, almendras, avellanas, revueltos con coquitos y anacardos (a mi cuñado Luisma le apasiona estos frutos a los que les llama cacahuetes chepaos).... en fin. También hay bebidas y dulces típicos de la época: pacharán, anís, mistela, huesos de Santo, buñuelos. Cuando llegan estas fiestas somos conscientes del inicio del invierno. Es fabuloso quedarse en casa esas tardes cortas de domingo al calor del brasero (si hay chimenea mejor que mejor) y tomar una tazita de café o chocolate con sus buñuelos y contar historias de aparecidos y fantasmas. Os recomiendo las leyendas de Bécquer leídas a la luz de unas velas. Así es como celebramos en España la Fiesta de Todos los Santos y Fieles Difuntos. Lo demás es pura falacia yanqui que nada tiene que ver con nuestra manera de ver la vida.
Pero no solo en España estamos hartos de esta estupidez para memos. En Francia nació la iniciativa de «Holywins», que juega con las palabras «holy» («santo») y «wins» («ganar»). Algo así como «lo santo gana». La propia archidiócesis organiza desde hace varios años la campaña, a la que acuden miles de niños y jóvenes todos los 31 de octubre. «En una sociedad que elude la cuestión de la muerte, la fiesta de Haloween tiene el “mérito” de que nos interroguemos sobre este tema, pero sólo hace referencia a los rituales morbosos y macabros», afirman sus organizadores. Por eso, «los jóvenes de París quieren aprovechar la ocasión de la fiesta de Halloween para testimoniar su fe y su esperanza cristiana ante la muerte en la vigilia de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos». Eso sí, sin cuernos ni tridentes ni kilos de siniestro maquillaje...
Comentarios
Publicar un comentario