Pintorescas meditaciones

Releyendo hace unos días a don Francisco de Quevedo aquí os dejo unas estrofas que me han gustado bastante y aunque escritas hace cerca de cuatro siglos, en nuestra época, mantienen su vigencia.
¿Miras este Gigante corpulento
Que con soberbia y gravedad camina?
Pues por de dentro es trapos y fajina,
Y un ganapán le sirve de cimiento.


No digas, cuando vieres alto el vuelo
del cohete, en la pólvora animado,
que va derecho al cielo encaminado,
pues no siempre quien sube llega al cielo.


Francisco de Quevedo y Villegas, señor de la Torre de Juan Abad.

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