De la crisis de las Cofradías (I): De los cofrades acereros y medalleros.
Durante el período estival y de vacaciones le da tiempo a servidor de ustedes leer diversos blogs de temática cofradiera, en especial de fuera de Ciudad Real. Releyendo uno de los más interesantes, la alacena de las ideas, he encontrado una entrada que parece que está reflejando la realidad de las Cofradías de Ciudad Real. La citada entrada la firma David R. Jiménez-Muriel y se titula “Semana Santa de Granada 2012: la crisis de los cortejos” y del cual estoy absolutamente de acuerdo al contemplar la pasada Semana Santa el considerable descenso del número de nazarenos y/o penitentes. Repito, parece que es un análisis de la crisis de los cortejos penitentes de ciudad. La primera de las muchas causas es la de los cofrades que no participan en las procesiones. Aquí os lo dejo:
“Hay una crisis en nuestra Semana Santa mucho más grave que esta económica que lleva acompañándonos durante años y que amenaza con quedarse aún más tiempo del preferible. No es desde luego una situación de inactividad laboral ni de imposibilidad de pagar la cuota que tiene marcada la Hermandad, que a todas luces, es exigua. Porque con papeleta de sitio incluida, la más cara de todas las que emiten nuestras Hermandades, no llega siquiera a los 5 euros mensuales.
El mal de nuestras Hermandades reside en la falta de implicación de sus hermanos, ya no en el día a día, que aunque poco comprensible, hemos terminado por asumir entre todos, sino en el cortejo procesional, en la estación de penitencia. Sobreentiendo que cuando uno ingresa en una Hermandad, es consciente que el fin primordial de esta es salir a la calle con un sentido evangélico y un propósito catequético. Sé que desde la Iglesia cada vez se le concede menos importancia (o se pretende) al hecho de la "salida procesional" procurando el fomento en todo caso del día a día, del ejercicio de la caridad y de la relación fraternal de los miembros de la Corporación, pero no es menos cierto que una cosa no es excluyente de la otra, y que las Hermandades se fundaron y nacieron al abrigo de su capacidad didáctica y evangelizadora, por lo que el fundamento que las hizo nacer y las ha visto desarrollarse es salir. De ahí que cuando un católico decide formar parte de una de nuestras Cofradías, no es menos cierto que si no participa el día de la salida, estación de penitencia o el sinónimo que quieran aplicar, deja de tener sentido su pertenencia a la Hermandad.
Los hay que se justifican. Cobardemente. Por las redes sociales. Y entonces, haciendo gala de una valentía bochornosa, expondrán mil argumentos al respecto (desde una lesión, que a lo mejor es de cerebelo) pero sonará a la misma excusa de siempre, cuando en su día hablaban de disconformidad con la Junta de Gobierno y lo cierto es que de serles absolutamente imposible cumplir con el primero de los dictados de su Hermandad (SALIR), tampoco lo hacen con cultos, cabildos, cooperación en montajes, limpiezas... Los tenemos calados. Son los mismos que procuran la fundación de una nueva Cofradía y hasta se dejan el resuello en "su proyecto", pero son incapaces de mover un dedo por su Hermandad de siempre. De estos sabemos mucho y gracias a ellos, nuestros cortejos andan escasos, precariamente reducidos e indolentemente carentes de sentido. Luego, se jactarán de mandar convocatorias y de proclamar la adhesión a su Cofradía, pero cuando más falta hacen, dan un paso atrás.
Da igual que les digamos hermanos acereros o que les reprendamos, con más o menos tino. Las hermandades granadinas salen a la calle con una media de participación del 60 % del total de su nómina y comprometiendo la presencia de algunos enseres e insignias en la calle, precisamente porque estos descerebrados, estos impasivos, consideran más importante tener a cubierto sus días. Algunos dirán que les apetecía disfrutar de su Hermandad. Vale el ejemplo del padre que no ejerce como tal pero pregona a los cuatro vientos que en su día, le apeteció saber qué es ser padre. ¿Y acaso no se disfruta en las filas, bajo el anonimato del capirote o fajado como costalero? ¿Acaso esa actitud nos procura la grandeza de nuestras Hermandades?
Son realmente creativos. Un año explotarán con una excusa concreta; al siguiente, será una lesión, una dolencia, un mal. Buscarán el efecto de callar al interlocutor mediante un rosario de penas, se justificarán eximidos de toda responsabilidad eximiendo su actitud de la manera más rastrera. Son los mismos que no aparecen tampoco en las Misas de Hermandad, los que no aportan actividad alguna (presencial o eficiente) durante el año entero. Y uno tras otro. Pero sueñan con gestar un proyecto fundacional propio, no ahorran en asistencia misas en esa otra Iglesia donde hay que ganarse al cura y venderán papeletas de rifas de todo tipo, soñando el sueño de la vara dorada o de
ver inscritos sus nombres en las páginas de historia bajo el apelativo de "hermano fundador".
A estos hermanos, casi la mitad de nuestra nómina total granadina, el concepto cofrade les queda grande. Los hay que restringen su participación a la costalería, porque jamás los encontraremos bajo el capillo. Tal vez un cirial, un incensario, algo que deje constancia de haber estado allí y que no suponga la dureza y soledad del que va enfundado en el antifaz nazareno. Eso jamás. En unos años, seremos testigos de una desalentadora participación, porque Cristo y María podrán seguir saliendo a la calle incluso con ruedas. Por supuesto que no es igual, pero desde luego, lo que será una debacle en toda regla, es el día en que ni con las distancias insultantes que se ponen ya hoy entre nazareno y nazareno, se consiga dar sentido al cortejo procesional.
Llegará el día que una Hermandad haya de decidir entre una banda u otra, porque las dos se mezclarán, se confundirán y se entorpecerán. Llegará el día que si no puede salir a la calle alguno de los guiones que define y termina por otorgar el carácter catequético a nuestras comitivas, éstas quedarán hueras, vacuas, vacías y muy insustanciales, pero le dará igual a ese hermano falto de compromiso pero dotado de una argucia supina a la hora de echar balones fuera. De auto exculparse y de no ser capaz de dar la cara hasta cuando la recriminación (lo reconozco) sea subida de tono, pero no
falta de razón […]”
A modo de conclusión y esto ya es cosa mía, en Ciudad Real ocurren muchas de las cosas que aquí se hablan. En Ciudad Real hay muchos cofrades acereros, de los cuales, unos abandonaron sus cofradías, en las que habían trabajado, por otras que están más de moda o se les pueda ver mejor; otros se dedican a pasear, ver las procesiones y tener sus túnicas guardadas en los trasteros para aprovechar el tránsito por lugares dignos y alguno que otro palco para criticar su cofradía, de la que solo paga el recibo, generalmente tarde, mal y nunca; otros fundaron nuevas cofradías y las abandonaron dejándola como auténticas eras para que llegara luego otro y que arreara, dejando además patrimonio de dudosa calidad y escasa veneración (y ahora después de fastidiar a su Hermandad ni salen en la procesión); otros se hacen hermanos de una cofradía porque conoce a los de la Junta pero claro, ellos no salen en la procesión ni colaboran en nada, bastante que pagan el recibo, por lo que cuando este o aquel se va de la Junta de Gobierno en cuestión, los censos disminuyen que dá gusto; otros se marchan de su Herrmandad (y evidentemente no salen con sus túnicas) y si la situación en la Hermandad no es buena vuelven con la intención de "hacerle la cama" al Hermano Mayor...
Esto es crisis y no lo de la prima de riesgo. Desgraciadamente esta crisis seguirá siendo mientras los ciudadrealeños sigamos entendiendo las Cofradías como un partimonio personal, un trampolín para ascender socialmente o una herramienta para joder a sus hermanos y cofrades. SIC TRANSIT.
VALE.
PD: Que no se sienta ofendido nadie pensando que las fotografías sirven de ejemplo de lo expuesto. Lo único que he hecho es coger fotografías bonitas y que merecen la pena verlas. Si alguno se siente ofendido, allá él, quien se pica....
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