Orígenes de la Cofradía de la Virgen del Carmen de Ciudad Real
La actual Cofradía de Nuestra
Madre, la Santísima Virgen del Carmen de Ciudad Real no tiene
Estatutos aprobados por el Ordinario, es decir, por el Obispado de Ciudad Real.
Sí tienen aprobados unos Estatutos carmelitanos, dependientes de la Orden Carmelita
seglar. Estas Hermandades no tienen nada que ver con lo que habitualmente
conocemos de nuestras Cofradías y Hermandades con Estatutos canónicos aprobados. Estas Cofradías seglares del
Carmelo Descalzo están formadas por laicos que viven el carisma carmelitano
manteniendo sus familias y trabajos habituales. Se rigen por la misma Regla de
San Alberto y por unas constituciones propias, aprobadas en 2003. Constituyen
una verdadera rama de la Orden, a la que se comprometen mediante la promesa de
vivir los consejos evangélicos (castidad, pobreza y obediencia) y el espíritu
de las bienaventuranzas. Comparten con el resto de la Orden de los beneficios
espirituales que se desprenden del modo de vida carmelita.
No obstante nuestra Cofradía se
pierde en el discurrir de los años y no se tiene constancia de su devenir,
entre otras cosas, por la pérdida del Libro del Monasterio o como se le conoce
el Libro Becerro. Lo que sí podemos afirmar es que aun con ciertos problemas la
Virgen del Carmen no ha faltado nunca a
su cita con los ciudadrealeños que año tras año, y a la caída de la tarde
veraniega, la esperan en la bendita Plazuela.
Hoy, 16 de julio, festividad de Nuestra
Madre del Carmelo, realizo esta entrada para haceros partícipes de los orígenes de
nuestra Cofradía. Al igual que para el estudio de otras Cofradías y Hermandades
de nuestro ámbito geográfico nos encontramos con la dificultad de la carencia
de fuentes primarias, esta no se encuentra ajena a tal problema. Las únicas referencias que podemos estudiar es la que
encontramos en el Archivo Diocesano de Toledo, en la sección de Cofradías y
Hermandades. Allí en la caja 7, el antiguo legajo cr-3/45, encontramos las primeras
ordenanzas y la aprobación de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen que
estuvo radicada en el Monasterio de Carmelitas Descalzos.
Según se desprende en este
documento, la Cofradía que se fundó no era nueva. Dice así el texto: “Sea notorio como nos los hermanos y cofrades
de la hermandad y cofradía de Nuestra Señora del Carmen, que ahora se erige y
funda nuevamente en este convento de religiosos carmelitas descalzos […]”. Por
tanto, la fecha de fundación de esta Cofradía es el 21 de agosto de 1731, aunque queda claro que ya hubo otra Cofradía más antigua. Este
día fue firmado el expediente que presentó en nombre de la Cofradía el
licenciado Pedro Landeras y Velasco, procurador del número y de la audiencia
arzobispal de Toledo. Aquel expediente venía ya aprobado por la Vicaría general de Ciudad Real el 9 de agosto
del citado año. El Vicario de Ciudad Real, habiendo escuchado al párroco de Santa
María que es en la collación donde radicaba el citado Convento, no veía
inconveniente en que se fundara la tal Cofradía. Anteriormente y como era
prescriptivo nuestra Cofradía recibió del General de la Orden unas Ordenanzas tipo
para que fueran aprobadas y así dar su licencia. Este primer paso era obligatorio y
todas las Cofradías carmelitas debían tener aprobadas sus Ordenanzas por la
Orden carmelita descalza. Así fray Antonio de la Asunción, General de Castilla,
con sede en Ávila, remitió a Ciudad Real la documentación el doce de mayo de
1731. Este primer paso era obligado por un breve apostólico emitido por el papa Clemente X el ocho de mayo
de 1673. En él se ordenaba que sólo los generales de la Orden puedan dar
licencia para fundar cofradías, con el consentimiento posterior del Ordinario.
De este modo y solucionados los trámites
la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen se funda y se da sus Reglas que
constan de 15 capítulos o artículos. Así las cosas para el funcionamiento
interno se debe nombrar anualmente un Hermano Mayor que ha de pertenecer a los
cofrades sacerdotes y de los seglares se ha de nombrar a un secretario que dé
fe de la entrada de los cofrades y de lo acordado en las Juntas y a dos
mayordomos que se encarguen de cobrar las cuotas ordinarias de dos reales por
cofrade. Ese dinero era para la procesión de la Virgen, puesto que la misa del
16 de julio debería correr a cargo de la Comunidad de carmelitas descalzos. Los
otros gastos: fuegos, música y cera correrían a cargo de la Cofradía que se
obligaba a asistir con su cera a la Función y evidentemente a la procesión, “formando un cuerpo con dicha comunidad de
religiosos carmelitas descalzos, dando siempre el primer lugar al prelado de
dicho convento.”.
Se establece así mismo que se deben convocar dos Juntas
Generales al año, la primera el último domingo de mayo para elegir los cargos
directivos, preparar la Fiesta de julio y aceptar cofrades nuevos. La segunda se debía convocar el segundo
domingo de octubre para preparar las honras de los difuntos y admitir cofrades.
En cuanto a los cultos, se obliga
a la asistencia, como cofradía, a la misa de los días de la Concepción,
Natividad, Asunción de la Virgen María y el 5 de noviembre para los difuntos de
la Cofradía.
Los cofrades tenían sus obligaciones
como la asistencia a los cultos y procesión y abonar a la Hermandad como
entrada a ella ocho reales y una vela de a libra para su uso en las misas y las
procesiones. Así mismo tenían como derecho que a su fallecimiento pudieran
heredar su puesto en la Hermandad sus hijos, familiares o parientes más
cercanos.
En toda esta normativa es curioso
señalar dos puntos. El primero, que se pueda aceptar a las mujeres como
cofradas con todos sus derechos y obligaciones y el segundo que para evitar
problemas y posteriores pleitos entre frailes y cofrades, todas las donaciones
y mandas que se le haga a la Virgen, repercutiría todo exclusivamente en el Convento
de carmelitas descalzos de Ciudad Real.
Toda esta normativa expedida por
la Orden fue acatada por la Cofradía ante el notario apostólico y del número de
Ciudad Real el licenciado Francisco Ruiz Carneros el diez y siete de junio de
1731 y enviada a Toledo. Así mismo en aquella Junta se acordó nombrar como
hermano mayor al Licenciado don Gerónimo Delgado de la Jurada, por escribano al
citado notario Francisco Ruiz Carneros y mayordomos a Antonio Serrano y Pedro
Poblete.
Los hermanos que refundaron la
citada Cofradía fueron según se desprende del texto: licenciado don Gerónimo
Delgado de la Jurada, el licenciado don Bartolomé Carcano, el doctor Tomás García
Corto, el licenciado don Julio de Bedoya, el licenciado don Antonio Moreno, el
licenciado don Miguel Ruiz, todos sacerdotes y Mateo Ruiz, Juan Isidro
Granados, Luis Felipe Moreno, Julián Jiménez, Gerónimo Granero, Francisco
Valverde, Juan de Arenas Romero, Francisco Selas, Juan de Castilla, Bernardo
Rodrigo y Antonio Dorado.
Esta tarde nuevos cofrades volveremos a sacar en procesión a
Nuestra Madre del Carmen. Su Antigua Cofradía se hará presente, con la aportación de la
savia nueva de la Cofradía de Jesús de las Penas que con su granito de arena
hace que año tras año salgan las cosas bien y se mantenga la bella tradición de
la procesión de la Virgen del Carmen.
PD. Felicidades a todos los Carmelos, Carmelas y Cármenes...
Buen artículo,amigo tocayo y semanasantero. Sí señor. En mi página de facebook tienes también algunas cosas que voy publicando sobre rincones y cosas curiosas de Ciudad Real.
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/pblancomena