5. La comercialización e industralización del género (1975-1996)
A mediados de la década de los setenta empezaron a formarse las cuadrillas de hermanos costaleros. Es ahí cuando este colectivo comienza a tomar parte en la confección y elección de las marchas a tocar en una procesión, tendiendo siempre a escoger aquellas composiciones que, según ellos, se adaptan mejor al ritmo y el andar del costalero. Hasta entonces las cuadrillas de costaleros se limitaban a portar el paso sin objetar la música que sonaba, amén de aquellos pasos que eran llevados a ruedas. Sea lo que fuere, lo cierto es que se pasó de un escenario en el que la música no tenía por qué supeditarse tanto al paso, a un caso totalmente contrario: el compositor se ve obligado a componer por y para el paso, por y para el costalero, estableciéndose una serie de criterios que dejaban a un segundo plano otros más estrictamente musicales.Esto ocurre especialmente en Andalucía, mientras que en diversas zonas de la geografía española se seguía manteniendo el estilo de marcha seria y lenta. Ello no quiere decir que en Andalucía ya no se hicieran más marchas fúnebres, todo lo contrario, sino que ganó muchísimo terreno la marcha alegre y con cornetas, sancionada por Farfán con “La Estrella Sublime”, pero esta vez saturando los repertorios con ese estilo que pasaba por ser el predilecto de los costaleros. El resultado es un deterioro progresivo del género, debilitando la difusión de composiciones y compositores de enorme calidad que se ven sometidos a los intereses comerciales y crematísticos. Componer para un paso y una cuadrilla de costaleros no tiene que estar reñido con hacer música bien construida y de calidad, de hecho la historia lo ha demostrado con creces, pero se adoptaron una serie de vicios y errores de fondo que provocaron el nacimiento de marchas mediocres e incluso algunas más ligadas al campo de la canción o el baile.Todas estas circunstancias fueron el detonante para que la marcha sevillana se inmiscuyera en los repertorios de bandas de otras ciudades, que se veían desbordadas por el impetuoso crecimiento discográfico de la ciudad hispalense a cargo fundamentalmente de la Banda del Soria 9 y su director Abel Moreno. Si antes prácticamente era Sevilla la que iba exudando marchas de forma casi continua, ahora también Córdoba, Málaga, Granada, Almería, Huelva, Jaén o Cádiz irían legando a un ritmo cada vez más intenso marchas para sus hermandades al verse contagiadas por la escuela hispalense. Es el verdadero boom de la marcha procesional, que todavía hoy se mantiene alcanzando límites insospechados treinta años atrás, pero que de forma alarmante está descuidando el patrimonio musical que los antecesores dejaron y que brilla por su profunda belleza artística.
6.1 Abel Moreno y su inextinguible influencia.
6.2 Perfecto Artola (1904-1992) y Málaga.
Es por definición el alma mater de la marcha malagueña. Aunque antes otros compusieron, el valenciano Perfecto Artola sentó cátedra y creó el más sólido modelo de la marcha procesional en Málaga. En 1931 ingresó como clarinetista en la Banda Municipal de Málaga, siendo director de ésta desde 1945 a 1951 y posteriormente, una vez jubilado como profesor de conservatorio, a partir de 1974 de forma altruista. De hecho sus marchas nacieron cuando Artola dirigía la banda municipal en su segunda época. De las casi treinta marchas, pueden resaltarse “Virgen de Gracia” (1985), “Jesús de la Pasión” (1985), “Coronación de la Virgen de los Dolores” (1986), “Ntra. Sra. de la Soledad” (1989), etc.
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